DIEGO BOUR TOLEDO: «A nivel nacional necesitamos un real decreto que permita el desarrollo de la apicultura urbana, es urgente».

Diego Bour descubrió la apicultura urbana en París en el año 2009, posteriormente se trasladó a Valencia desde donde continúa practicando esta técnica y trabajando para que sea posible la aprobación de una ordenanza municipal que legalice la apicultura urbana en todos los barrios de la ciudad. Es fundador de la Asociación de Apicultura Urbana de Valencia (AVAU), desde donde gestiona y cuida colmenas urbanas en el barrio de El Cabanyal y en el Jardín de Viveros.

Hola Diego, por favor preséntate y cuéntanos un poco sobre ti y tu trabajo

Me llamo Diego, nací en Francia, tengo doble nacionalidad francesa/española y descubrí la apicultura en 2009 en París con un apicultor urbano. Desde entonces he seguido practicando esta técnica.

¿En qué proyectos estás trabajando actualmente? 

He fundado la primera asociación valenciana de apicultura urbana, AVAU, se trata de un proyecto muy importante para mí. Al igual que se ha hecho en París, espero que en Valencia y a través de la asociación, se pueda dar acceso a las colmenas a vecinos de cada barrio, con todo el aspecto social que ello implica (integración, acceso al empleo para los inmigrantes, auto consumo de la miel), así como medioambiental (fomento de la preservación de las abejas, calidad y tipos de miel).

Me encargo también de un proyecto propio, la creación de un negocio que comercializa los productos resultantes de las colmenas. Poco a poco quiero aumentar las colonias que gestiono, pero lamentablmente no es fácil mantenerlas con vida debido al cambio climático. Además, he elegido no practicar la trashumancia en otras provincias, así que mis colmenas permancen en los alrededores de Valencia durante todo el año, siendo esto un desafío más.

¿Cómo es un día normal para ti en tu trabajo? 

Por eso me gusta tanto la apicultura, porque no hay un estándar de día. Cada día es diferente, no hay reglas fijas porque trabajamos con un insecto salvaje vivo, por lo que tenemos que adaptarnos a las abejas. Digamos que en primer lugar compruebo el tiempo que hace, eso ya determina mucho el día de trabajo: si va a ser un día de tareas administrativas o comerciales me quedo en casa, y sino será de terreno con el traje de apicultor, en el colmenar con las abejas.

¿Cómo empezaste a trabajar con abejas y por qué?

Surgió por curiosidad en el mercado de mi barrio en París mientras compraba miel a un apicultor, le pregunté si podía acompañarlo a sus colmenas. Aceptó y me gustó la experiencia, así fue como empecé a ayudarle. Enseguida vi que ese sería un trabajo perfecto para mí.

¿Nos puedes contar algo sobre el proyecto de instalación de colmenas en el Cabanyal?. ¿Cómo surgió?, ¿cómo está siendo la experiencia con los vecinos?. Fuera del Cabanyal, ¿habéis instalado más colmenas en el núcleo urbano?

Surgió en 2017 por la frustración que sentía al ver las cosas avanzar tan lentamente en Valencia en lo referente a la apicultura urbana. Entonces coloqué dos colmenas junto a mi casa, en la azotea del edificio de la Asociación Cabanyal Horta, (huertos urbanos compartidos). Gracias a la motivación de la asociación, me dejaron trabajar en la polinización de los huertos del barrio, de marzo a junio. Fue una cosecha de miel fenomenal, las colonias se fortalecieron, fue un año excepcional. Un sábado de junio se formó un enjambre justo a la entrada del edificio de la asociación, coincidiendo con un evento que tenía lugar allí, y mucha gente entró en pánico. Fui a recogerlo sin que ocurriese nada, pero fue lo suficientemente impresionante para que la Asociación Cabanyal Horta decidiese parar la experiencia por miedo a posibles alergias al veneno de las picaduras. 

Me llevé todas las colmenas. La venta de la miel del barrio Cabanyal fue un gran éxito. Después de aquello decidí crear mi propia asociación de apicultura urbana, ahora tenemos colmenas en dos barrios de la ciudad, en el Cabanyal, y otras están al lado del jardín botánico de Valencia. También tenemos muchos proyectos en curso para el año que viene.

¿Cómo ha sido la relación con el ayuntamiento hasta ahora? 

Es difícil de decir. Colaboro con mis amigos y colegas de la Asociación del Árbol en el Jardín Real de Viveros, gracias a ellos he podido sacar adelante mi asociación, (AVAU), por ejemplo. Ellos son pioneros en Valencia en gestión de colmenas urbanas; es por eso que fui desde Paris a verlos en 2016.  Son funcionarios del ayuntamiento super activos y muy motivados y comparten mucho conmigo, así que se puede decir que mi relación con la ciudad es buena y me alegro mucho de que organicen cada año desde el 2016, unas jornadas técnicas en torno a la apicultura urbana.

Pero también estoy decepcionado con los responsables políticos del ayuntamiento. Con los de medio ambiente por ejemplo, porque no es suficiente lo que se hace, desde mi punto de vista. Me parece que solamente intentan construir una vitrina para dar una imagen verde de la ciudad. Espero que no vayan a cometer este error porque por ejemplo, todavía no tenemos una ordenanza municipal sobre apicultura urbana que legalice nuestra actividad, y eso que lo llevamos hablando y comentando cuatro años. Veo todavía mucho miedo políticamente hablando, para fomentar una apicultura de proximidad y participación ciudadana, y permitir poner colmenas en todos los barrios de la ciudad. Todo se mueve muy despacito, aún existe un retraso tremendo en comparación con ciudades de otros países como Francia, Alemania, Inglaterra, Austria, etc, donde esta actividad es habitual y más aún, totalmente necesaria para las ciudades y sus habitantes.

Instaurar el carril bici y colocar veinte colmenas más o menos escondidas en la ciudad de Valencia, no es una política suficiente para el año 2019. Estamos ya en el siglo XXI, hay que despertarse, no hay tiempo que perder. El cambio climático es real y los impactos van muy rápido. Este año, por ejemplo, fue complicado para los agricultores, apicultores etc… Necesitamos cambios de verdad para preservar lo que queda y garantizar una autonomía alimentaria.

¿Crees que esta iniciativa de apicultura urbana es exportable al resto de la península? 

Claro, por supuesto que sí. Somos el país con más colmenas de Europa, ¡y los únicos que todavía siguen sin colmenas en las ciudades! Una vergüenza.

¿Cuál es tu referente de país en cuanto a apicultura y por qué? 

Los países del norte en general, practican la apicultura urbana desde hace años y años. En París por ejemplo, la asociación de apicultura urbana S.C.A donde comencé yo, lleva casi 160 años en pleno centro de la ciudad, en un parque público, sin ningún muerto por alergia de picadura de abeja. Hacen visitas escolares, dan cursos y abren las colmenas dos veces a la semana. La gente se alegra mucho del espectáculo de las abejas volando y muestran mucha curiosidad.
Hay que concienciarse en España. A nivel nacional necesitamos un real decreto que permita el desarrollo de la apicultura urbana, es urgente.

¿Algo más que quieras añadir?  

Por mi experiencia sé que la gente siente mucho cariño y curiosidad hacia las abejas. Es muy importante a nivel social permitir el acceso a las colmenas en la ciudad a los mas pobres, a los desempleados, etc. Es un diamante en bruto, no se necesita mucha inversión para empezar, es accesible a todos y es más que necesario. Se trata de nuestra supervivencia y de qué mundo queremos para las generaciones que vienen.     

Enlaces de interés y contacto de Diego Bour:

Asociación Valenciana de Apicultura Urbana https://apiculturavaues.wixsite.com/apiculturavaues

Perfil en instagram de AVAU: @avauapiculturaurbana

Perfil en instagram de Diego Bour: @temperanciacolmenas

Perfil en facebook de Diego Bour: www.facebook.com/diego.teoulou