LAURA LLONCH: «si aseguramos una previa formación y certificación de los apicultores, se implementan regulaciones para un buen manejo, y ante todo se realiza un claro aumento de flora melífera, ciudades como Barcelona y Madrid podrían convertirse en futuras sedes referentes en apicultura urbana».

Laura Llonch se mueve entre el sector del diseño de moda – siempre desde un punto de vista sostenible – y su pasión por la apicultura. Co-organiza el BCN Honey Fest y tiene su propio colmenar, «Thyme Hive» en El Montseny, desde donde ejerce una importante función de divulgación apícola a través de sus redes sociales. Laura se ha formado en Barcelona, Londres y ahora en Berlín, un contexto ideal para continuar expandiendo sus conocimientos, y que aúna dos de sus dos intereses principales: la creatividad y la apicultura.

Por favor, preséntate y cuéntanos un poco sobre tu background y tu trabajo actual (relacionado o no con el mundo de la apicultura).

Soy una diseñadora de moda que anhela expandir los límites de la Industria textil a través de la sostenibilidad y la innovación.

En los últimos años he tenido la suerte de poder conocer de primera mano las distintas facetas del sector, involucrándome tanto en proyectos de experimentación y artesanía como también trabajando para grandes corporaciones.

Actualmente me encuentro en medio de una nueva aventura estudiando el MA ‘Sustainability in Fashion and Creative Industries’ en Berlín, adonde me mudé en Septiembre 2019. Mi interés en esta vertiente más ética deriva de mi gran pasión por la naturaleza, así como de mi compromiso en contra del declive mundial de los polinizadores.

¿En qué proyectos actuales y futuros estás trabajando relacionados con la apicultura y en especial con la apicultura urbana, si los hay, o en cuáles te gustaría participar?.

En cuanto a proyectos relacionados con la apicultura, tengo la suerte de ser miembro de la familia ‘BCN Honey Fest’, un fabuloso proyecto que descubrí hace tres años en el Parc de la Ciutadella (Barcelona) y que ahora llevo organizando desde la segunda edición junto con Jaume Clotet, Steve Rogenstein y Pau Cardellach.

Por otro lado, en esas mismas fechas, empecé mi propio colmenar llamado ‘Thyme Hive’ en los alrededores de la finca familiar de mi abuela en ‘El Montseny’. Curiosamente, y sin saberlo de antemano, mi bisabuelo también fue un enamorado de las abejas y en los años 70 tenía sus colmenas de corcho en una zona cercana a la casa.

Con mi reciente mudanza a Berlín me encuentro en búsqueda de proyectos relacionados con la apicultura urbana.

¿En qué consiste tu labor en «The Thyme Hive Apiary»?, ¿cómo comenzaste, cuál es tu día a día, etc?

Aunque en un inicio ‘Thyme Hive’ surgió como un proyecto para documentar fotográficamente la evolución mis colmenas, todo cambió cuando una amiga me sugirió que lo hiciera público. Fue entonces cuando me di cuenta del desconocimiento latente que existe sobre la apicultura en la sociedad, así como del potencial que podían llegar a tener mis publicaciones como fuente divulgativa.

Intentando fusionar mi faceta creativa con mi pasión por la naturaleza, intento compartir todas aquellas curiosidades que leo, veo o experimento de primera mano en torno a las abejas de una manera más atractiva, sincera e intentando ofrecer una visión más moderna para atraer a un público joven.

En cuanto a tipología de apicultura, intento ejercer una práctica respetuosa con la biología de las abejas, con poco intervencionismo y guiándome por las necesidades y cuidados que ellas mismas me piden; en definitiva, quiero aprender de ellas y no utilizarlas como método de explotación para robar miel.

¿Cómo empezaste en el mundo de la apicultura y por qué?.

Desde muy pequeña he sentido una gran curiosidad por investigar y entender la naturaleza que nos rodea. En nuestra familia tenemos la suerte de haber crecido entre el campo y la ciudad, ya que los fines de semana siempre íbamos a casa de mi abuela para estar con los animales de campo, correr por los bosques, recolectar setas, y reutilizar los recursos que estaban a nuestro alcance.

Como la mayoría de los niños, yo también tenia muchos sueños. Ya que siempre me han encantado las abejas y la miel, uno de mis sueños era llegar a tener mis propias colmenas.

Cuando terminé mis estudios de moda encontré el momento perfecto para dejar volar mis sueños y empezar a dar forma a todo aquello.

Fue entonces cuando me inscribí en el curso de Apicultura ecológica en la UB, impartido por Jaume Cambra. Más adelante, me mudé a Londres donde pude dar mis primeros pasos en la apicultura urbana como asistente del famoso apicultor Luke Dixon. Finalmente, con mi retorno a Barcelona, decidí empezar mi propio colmenar con dos colmenas Warré.

Eres parte de BCN Honey Fest (plataforma para promover la apicultura urbana en Barcelona y difundir la importancia de las abejas como polinizadores de muchos de los alimentos que consumimos) ¿Podrías contarnos como está siendo la experiencia como miembro activo del festival y cuál es la respuesta de la administración pública y los ciudadanos que participan cada año?.

Aunque hace relativamente poco que me uní al colectivo ‘BCN Honey Fest’, mi experiencia hasta ahora sido muy satisfactoria en torno a la respuesta de la comunidad y los asistentes del festival. Por otra parte, aunque hemos tenido algunas ayudas de la administración pública, creo que su implicación con iniciativas como la nuestra podrían ser mucho mayores promoviendo la sensibilidad ecológica en las ciudades.

A mi parecer, el ayuntamiento debería apostar todavía más por iniciativas de divulgación y protección del medio ambiente. En definitiva, lo podría resumir diciendo que la apicultura urbana en Barcelona sigue siendo un tabú, al contrario de otras ciudades cosmopolitas como Londres o Berlín.

Tienes experiencia en Londres en relación con la apicultura urbana, según tenemos entendido. ¿Crees que las prácticas que se llevan a cabo allí son exportables a países del sur de Europa como España? ¿Crees que el hecho de que la apicultura urbana no sea legal en todo el país ni esté generalizada se debe más a cuestiones políticas o al hecho de que como algunos apuntan, la abeja ibérica es más agresiva que otras apis melíferas y por ello no está aconsejada la apicultura urbana?.

Si bien es cierto que no existe un modelo estándar de apicultura, ya que  depende de las distintas razas de abejas, la localización y el manejo del colmenar entre otros, esto no significa que no podamos aprender de  aquellos modelos que funcionan con éxito en otros asentamientos y adaptarlos a nuestras necesidades y limitaciones.

El hecho de que la apicultura urbana no sea legal en ciudades como Barcelona o Madrid, se debe a diversas cuestiones. En primer lugar, existen normativas vigentes que la prohíben por lo que ciertamente se convierte en un conflicto político. Por ejemplo, hace un par de años conocí que en el caso de Barcelona existe un edicto de principios del siglo XX que considera el cultivo de las abejas como actividad ganadera, por lo que la única forma de cambiar la situación sería que el partido político que estuviera al mando decidiera erradicar esta ley.

A todo esto, otro claro problema es el miedo de los ciudadanos en torno a las abejas; este miedo se debe al claro desconocimiento de la abeja como insecto y su rol en nuestro ecosistema, así como la constante y errónea asociación con la avispa.

Yo creo que si aseguramos una previa formación y certificación de los apicultores, se implementan regulaciones para un buen manejo, y ante todo se realiza un claro aumento de flora melífera, ciudades como Barcelona y Madrid podrían convertirse en futuras sedes referentes en apicultura urbana.

¿Ha influido algún apicultor/a o proyecto especialmente en tu labor como apicultora? .

Claramente, mi trabajo con Luke Dixon me permitió acercarme a una apicultura que hasta entonces desconocía por completo. Su amor por las abejas le ha llevado a colaborar con universidades, museos, escuelas de cocina y muchos otros lugares, dotando estos espacios de sensibilidad ecológica y creando en ellos un sentimiento de comunidad alrededor de las abejas.

Por otra parte, gracias a las redes sociales conocí a Nic Dowse, arquitecto, apicultor urbano en Melbourne y creador de ‘Honey Fingers’. Sobre todo me fascinan sus workshops experimentales en los que pretende explorar la conexión entre arte, comida, historia, diseño y abejas. En 2018, realizamos un viaje por carretera para visitar la Cueva de la Araña en Bicorp (Valencia), donde se encuentra ‘La Recolectora’, una de las representaciones pictóricas más emblemáticas de la historia de la recolección de la miel.

¿Por qué debemos concienciarnos acerca de la desaparición de las abejas y los retos a los que se enfrenta, y ¿qué puede hacer la gente para luchar en pro de su supervivencia ?.

Las abejas son bioindicadores del estado de nuestro planeta, y si ellas están en declive tal vez no estén intentando trasladar un mensaje vital para nuestra supervivencia. Cada vez hay más estudios que demuestran que sin polinizadores acabaríamos sufriendo una crisis global alimentaria.

A mi parecer deberíamos pensar más en el entorno que nos rodea y en los orígenes de aquello que consumimos. ¿Porque la gente de ciudad ansía re-conectar con la naturaleza?

Invertir en el concepto ‘Green Cities’ y mirar de convertir la ciudades en un paraje más natural debería ser la mirada de cara al futuro.

¿Te gustaría añadir algo más (algún dato, anécdota, curiosidad o recomendación de libro o película, proyecto que sigues actualmente o apicultor/a) ?

Me gustaría terminar con una frase del libro ‘A Monk in the Bee Hive’ de Skye Ann Louise Taylor, y que considero que refleja mi manera de entender la apicultura y mi curiosidad por cuestionarme el mundo que nos rodea:

“Everyone who sees a beehive thinks about Honey. Not everyone eating Honey thinks about a beehive”.

Si quieres seguir conociendo la labor de Laura Lloch como divulgadora de la apicultura, aquí te dejamos algunos enlaces:

Perfil de «Thyme Hive» en Instagram: https://www.instagram.com/thymehive/

BCN Honey Fest: https://www.bcnhoneyfest.com/